La gestación subrogada es un tema del que se habla en todos los países de Europa. Sin embargo, no siempre se tienen en cuenta los puntos de vista de personas expertas en el sector, que se dedican profesionalmente a ello y que ayudan a muchas familias a hacer realidad un sueño: ser padres o madres. Dar visibilidad a este asunto desde un punto de vista informativo, exponiendo todas las cuestiones que le atañen es uno de los objetivos de Intraius. Nuestro despacho de abogados expertos en derecho de familia internacional ha tramitado con éxito cientos de casos. Y hemos tenido la oportunidad de compartir todo ese conocimiento con uno de los diarios más prestigiosos de Suiza.
Entrevista Franco Zenna de Intraius en el Tages Anzeiger sobre gestación subrogada
El texto que reproducimos a continuación es una traducción de la entrevista que publica el prestigioso diario suizo Tages Anzeiger. Puedes consultar el texto original, en alemán en este enlace. El socio de Intraius, Franco Zenna, es quién ha respondido en este caso a las preguntas del periodista sobre la gestación subrogada y la situación actual.
¿De qué países proceden las parejas que buscan asesoramiento legal en relación con la maternidad subrogada?
La mayoría son de España, ya que nuestro bufete se encuentra allí, aunque también tenemos clientes de Italia, Francia, Alemania y Suiza. Además, también hemos tenido de forma esporádica clientes procedentes de Noruega, México y Marruecos. En la UE la maternidad subrogada está prohibida en casi todos los países, así como en Suiza.
¿Cuál es el país más liberal en este sentido a nivel mundial?
No es un país, sino el Estado federado de California en EE. UU. Allí la maternidad subrogada está permitida sin que exista ningún tipo de restricción en cuanto a sexo o edad de los padres intencionales. Tampoco debe aportar material genético ninguno de los progenitores, es decir, una pareja puede utilizar la donación de semen anónima de un hombre y la donación de óvulos anónima de una mujer, permitir que la madre gestante porte el embrión y registrar al niño como propio. Canadá también tiene algunos Estados federados liberales.
¿Y Europa?
En Europa la maternidad subrogada está permitida, por ejemplo, en Grecia y Portugal, aunque con restricciones: en Grecia solo pueden someterse a ella las mujeres solteras o parejas heterosexuales, aunque la futura madre no puede tener más de 50 años y debe acreditar que no puede tener hijos por razones médicas. En Holanda y Gran Bretaña únicamente se permite la maternidad subrogada si la gestante no tiene intereses económicos. Rusia también es bastante liberal, aunque allí la madre gestante puede decidir quedarse con el hijo tras el parto.
También se habla a menudo de Ucrania
Sí, pero allí únicamente les está permitido a las parejas heterosexuales casadas y uno de los progenitores debe aportar material genético. Además, la mujer debe acreditar que no puede quedarse embarazada por razones médicas o que un embarazo pondría en riesgo su salud. En España y en el resto de países de la UE la maternidad subrogada está prohibida. Por tanto, está ayudando a sus clientes a hacer algo que, según la legislación de su país, es ilegal.
En España, donde trabajo como abogado, la prohibición de la maternidad subrogada se debe entender como que dichos contratos carecen de validez jurídica, aunque no es delito. Asesorar jurídicamente a una pareja que quiere hacer realidad el sueño de tener un hijo a través de la maternidad subrogada es totalmente legal - incluso en aquellos países en los que simplemente proporcionar madres gestantes es punible. Un abogado asesora y representa también a criminales sin ser por ello un criminal. Por tanto, no es problema alguno representar y asesorar a alguien que no haya cometido un delito en España y que haya ido a un país en el que este hecho no es punible, sino completamente legal.
Sin embargo, el hecho de que la gestación subrogada esté prohibida en la mayoría de países tiene motivos morales, éticos y sociales. ¿No le preocupa?
No. Hablamos de una técnica de reproducción con la que están de acuerdo tres partes de forma voluntaria, es decir, los padres intencionales y la madre gestante. El procedimiento está regulado legalmente y tiene como resultado el origen de una nueva vida. Los padres pueden llevar casados, por ejemplo, quince años y haber intentado tener un hijo por todos los medios médicos imaginables. En ciertos casos el deseo de tener un hijo en común se convierte en una obsesión y acaba siendo un lastre en la relación. La maternidad subrogada es, por tanto, una gran ayuda para todas las personas involucradas.
¿Cómo se explican entonces los reparos éticos de gran parte de la sociedad y la prohibición legal resultante de ello?
La actitud ética de la sociedad ante tales cuestiones cambia constantemente. Hasta hace poco el matrimonio entre personas homosexuales era impensable y hoy es lo más normal del mundo en muchos lugares. La donación de óvulos todavía está prohibida en Suiza, pero en España se permite desde hace tiempo. Lo que le falta a la maternidad subrogada es el reconocimiento legal de que una madre pueda serlo, aunque otra mujer haya dado a luz a su hijo. Es cuestión de tiempo que la legislación se adapte a las circunstancias médicas y sociales cambiantes.
Es cuestionable cuando una mujer se ofrece como madre gestante, porque tiene dificultades económicas. Y en países como Ucrania, precisamente, esto no es la excepción, sino la norma. A esto se le llama explotación.
No, no es explotación, porque la mujer realiza un trabajo por el cual le pagan y que no le perjudica en modo alguno. La explotación del propio cuerpo es cuando alguien vende un órgano por necesidad económica, se ofrece para ensayos farmacológicos o si una mujer es obligada a prostituirse. Utilizar el cuerpo de una mujer para gestar un niño a mí me parece algo natural, siempre y cuando sepa lo que hace y lo haga voluntariamente. Además, hay muchos trabajos desagradables que se hacen solo por dinero. Ser madre gestante no es desagradable.
A mucha gente le parece cuestionable comercializar el embarazo y el parto de esta forma.
En las sociedades desarrolladas y menos desarrolladas del mundo hay ricos y pobres. Los ricos pagan a los pobres por el trabajo que ellos no quieren o no pueden realizar. Si quiere prohibirse la maternidad subrogada por este motivo, también deberían prohibirse otros muchos trabajos. Todos estos reparos éticos y morales de cara a la madre gestante me parecen bastante hipócritas.
¿Qué sucede si la madre gestante cambia de opinión tras el parto y decide quedarse con el hijo?
En la mayoría de países no es posible. Desde el comienzo del embarazo o durante el mismo se firma un contrato que regula de forma irrevocable quiénes son los padres del niño. Uno de los pocos países en los que esto tiene lugar tras el parto es en Rusia. Allí la madre gestante puede cambiar de parecer, aunque hasta ahora no he vivido ningún caso así, lo cual no es extraño.
¿Por qué no?
En países en los que este negocio tiene lugar de forma regulada y seria, hay criterios claros a la hora de escoger a la madre gestante. Debe tener hijos propios, ser una persona estable y sana física y psíquicamente y proceder de un buen entorno social. Es obvio que una madre gestante lo hace por motivos económicos. Si quiere quedarse con el hijo tras dar a luz, echa por tierra sus ingresos y se arriesga a tener problemas legales.
¿Qué pasa si la madre gestante fallece durante el parto?
Sería una tragedia, pero también puede suceder en partos normales. Como norma general, en el contrato entre los futuros padres y la madre gestante se establece una indemnización para su familia. Por suerte, jamás he vivido una situación así.
¿Cuánto cuesta la maternidad subrogada para una pareja que lo desee?
Depende del país en el que tenga lugar la gestación subrogada y el parto. En EE. UU. cuesta, al cambio, entre 120 000 y 150 000 euros. En Canadá entre 70.000 y 100.000 euros. En Rusia y Grecia quizá algo menos. Ucrania tiene un menor coste, ya que cuesta alrededor de 50 000 euros. Y después hay países como India o Georgia, donde la maternidad subrogada es aún más barata, aunque está menos regulada y las condiciones de las clínicas son bastante insostenibles.